Joshua Tarling vuela en Tirana y sorprende al mundo del ciclismo al imponerse en la contrarreloj individual del Giro de Italia 2025 con una «bestia» de máquina.
ÁNGEL MIGUEL PÉREZ MARTÍNEZ.
El reloj no perdona. Hoy, en las calles apretadas y vibrantes de Tirana, cada pedalazo fue una batalla contra el tiempo, y Joshua Tarling fue el único capaz de ganarla. El británico del INEOS Grenadiers voló durante los 13,7 kilómetros de la segunda etapa del Giro de Italia 2025 y se llevó la victoria con apenas un segundo de ventaja sobre Primož Roglič. En una jornada de precisión quirúrgica, cada curva, cada cambio de ritmo, cada segundo, fue crucial.
Tarling detiene el cronómetro en 16 minutos y 7 segundos. Parece casi imposible. Nadie lo esperaba tan arriba. No hoy. No frente a Roglič, especialista curtido en estas lides y uno de los grandes favoritos a llevarse la maglia rosa en Roma. Pero el chico de Aberystwyth tenía otros planes: hoy es su día, su forma de escribir su nombre en el Giro con letras claras y firmes.

Joshua Tarling, ganador de la primera contrarreloj del Giro 2025.
Y lo hizo con una máquina a la altura de la hazaña: una Pinarello Bolide F, equipada con plato de 68 dientes, bielas de 172,5 mm y un cassette Shimano 11-34. Una bestia diseñada para triturar el asfalto en solitario, optimizada para la aerodinámica y el máximo rendimiento en cronos puras. El ciclismo de élite ya no es solo piernas: es también ingeniería.
Roglič, sin embargo, no se va con las manos vacías. Su segundo lugar le basta para despojar del liderato general a Mads Pedersen y vestirse de rosa. Es un paso más en su ambición de firmar la triple corona —ya tiene Vuelta y Tour—, pero también una declaración: el esloveno está en forma, fino, centrado. Y ha llegado al Giro no solo para figurar, sino para reinar.
El podio del día lo completa el australiano Jay Vine, a tres segundos. Otra sorpresa. La contrarreloj ha zarandeado el tablero, ha recordado que en el ciclismo los márgenes son microscópicos y el talento, impredecible.
Entre los nuestros, Daniel Felipe Martínez fue el más destacado: 14° en la etapa, a solo 22 segundos del líder. Una actuación sólida que lo mantiene cerca en la general y con margen para soñar en la montaña. Egan Bernal, en cambio, tuvo una jornada discreta, 46° a 49 segundos. Pero esto es apenas el inicio. Nadie gana el Giro en la contrarreloj, aunque muchos sí lo pierden. Bernal aún tiene camino.
Y así termina este duelo silencioso entre el hombre y el tiempo, sin gritos, sin pelotón, sin ruedas cruzadas. Solo ciclistas aislados, uno a uno, enfrentando la línea recta como si fuera una cuerda floja. Joshua Tarling la cruzó con equilibrio perfecto.
Hoy el Giro cambia de manos, pero no de corazón. La carrera apenas comienza.