Didier Fuentes debutó en Grandes Ligas a los 20 años y su padre atrapó en las gradas una pelota de foul que fue directo a sus manos. Toda una señal del destino.
ÁNGEL MIGUEL PÉREZ MARTÍNEZ.
Didier Fuentes lanza la primera recta de su vida en las Grandes Ligas con el corazón encendido. Tiene apenas 20 años y ya está en la loma del loanDepot park, el estadio de los Marlins. Del otro lado, lo espera un lineup ansioso. Es 20 de junio de 2025 y el muchacho nacido en Tolú, Sucre, es ahora el colombiano más joven en debutar esta temporada en la MLB.
De las calles de Tolú a la cima del béisbol mundial
Luce sereno, pero por dentro lo habita el fuego. Sabe que está en la cima de un sueño que comenzó en las calles calientes de su pueblo. Le lanzaba piedras a latas, imitaba a los profesionales que veía por YouTube, jugaba con bolas hechas de cinta y bates improvisados. Hoy tiene una pelota oficial en la mano y un nombre en el uniforme: Fuentes.
La pelota que cayó del cielo… directo a su padre
En la tribuna, su padre no puede contener las lágrimas. Viajó desde Colombia con lo puesto, solo para verlo debutar. El destino, caprichoso, le tiene guardado un instante irrepetible: en el primer inning, una pelota foul chocada por uno de los bateadores de Braves de Atlanta se eleva al cielo de Miami y tras picar en las gradas cae justo en sus manos.

Ramón Fuentes Garay, padre de Didier Fuentes, atrapó pelota de foul.
Su primer ponche y el respeto de la élite
Didier poncha a su primera víctima: Dane Myers, en el segundo inning. El montículo no le queda grande, pero el béisbol no perdona: Agustín Ramírez le conecta un jonrón de tres carreras en el tercero. Aun así, el debutante no se descompone. Termina su presentación con tres ponches, una base por bolas, seis hits y cuatro carreras limpias en cinco innings. Su efectividad queda en 7.20, pero el manager Brian Snitker lo elogia: “Tiene madurez y buenos lanzamientos. Es solo el comienzo”.
La derrota no borra la historia: Colombia celebra
La derrota es para Atlanta, pero eso no empaña el día. Didier se toma fotos, firma autógrafos, y guarda la gorra del debut. Luego abraza a su padre, quien sostiene con fuerza esa pelota que le cayó del cielo. Una pelota que, como su hijo, tiene alma de milagro.

En Tolú cientos de personas vieron el partido en pantalla gigante.
Volver a Triple-A, con el alma en las nubes
En unos días volverá a Triple-A. No importa. El muchacho ya sabe lo que es tocar la cima. Y Colombia tiene un nuevo brazo para soñar.
Aunque su debut fue prometedor, Didier Fuentes sabe que su lugar aún está en construcción. La apertura frente a los Marlins fue estratégica: un “spot start” para darle respiro a los brazos fuertes de Atlanta.
En cuestión de días, volverá al equipo Triple-A de Gwinnett, pero no como una regresión, sino como parte del proceso.
Su recta de 98 millas y su temple en la lomita dejaron una puerta entreabierta. Lo que viene ahora no es un regreso, sino una pausa: el talento ya tocó la élite y la élite ya tomó nota.