Un sprint de locura, una caída que cambia todo y una victoria decidida por foto-finish en la tercera etapa del Tour.
ÁNGEL MIGUEL PÉREZ MARTÍNEZ.
La recta final parece una emboscada. — La tercera etapa del Tour de Francia 2025, entre Valenciennes y Dunkerque, se convierte en una trampa. — Caídas. Gritos. Bicicletas que vuelan. — Y entre los restos, Tim Merlier aparece como un relámpago.
Son 178 kilómetros de tensión. — El viento sopla fuerte. El asfalto quema. — Cada equipo protege a su líder como si caminara sobre cristales. — Pero nada resiste el caos de una jornada como esta.
A 60 kilómetros de la meta, todo se rompe. — Jasper Philipsen, líder del maillot verde y ganador de la etapa 1, se va al suelo tras chocar con Bryan Coquard. — No se levanta. Abandona el Tour. — Su equipo queda sin su carta más fuerte al sprint.
El final se acerca con violencia. — El pelotón se enreda en dos caídas más. — Geraint Thomas, Remco Evenepoel, Jordi Meeus, Cees Bol… todos prueban el pavimento. — La velocidad no perdona.
Jonathan Milan lanza el sprint. — Lleva dos segundos puestos y quiere la revancha. — Pero Merlier le respira en la nuca. — Llegan juntos a la línea. Nadie celebra. Nadie sabe quién gana.
Solo la foto-finish decide. — Merlier levanta los brazos. Milan es segundo. Phil Bauhaus cierra el podio. — Los demás llegan golpeados, cubiertos de raspones. — Dunkerque no los recibe con flores, sino con vendas.
En la general, Mathieu van der Poel se mantiene líder. — Tadej Pogačar lo sigue a cuatro segundos. Jonas Vingegaard está a seis. — La pelea apenas comienza.
Jonathan Milan hereda el maillot verde. — Tim Wellens lidera la montaña. — Y el joven Kévin Vauquelin, quinto en la general, se adueña del maillot blanco. — La nueva sangre también quiere escribir historia.
Hoy el Tour no es solo ciclismo. — Es caída, rabia, coraje y resistencia. — Merlier no gana por fuerza. Gana por fe. — Porque en días así, llegar es ya una victoria.


